Ruta circular Els Ventadors i El Congost de Fraguerau (P.N. del Montsant, Priorat)

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Aquí la ruta

Sara:

Después de dos semanas seguidas con lluvia en nuestro día libre, por fin hemos podido salir de nuevo a disfrutar de la vida en el más puro sentido.

Nos costó decidirnos por esta ruta porque nos daba un poco de pereza hacernos casi dos horas de viaje por una ruta de diez km, pero mi conductora estaba decidida a hacer el esfuerzo ya que el entorno prometía, y allá que fuimos.

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Tras atravesar tres provincias diferentes y al menos diez comarcas llegamos a nuestro destino. Yo ya estaba enamorada de la zona

Y vaya si mereció la pena… Una ruta corta en distancia pero bastante exigente físicamente (técnicamente, más bien) y sobre todo espectacular, por el Parque Natural del Montsant.

Salimos las dos en sandalias de trekking, no nos veíamos capaces de soportar las botas-zapatillas pero tampoco era ruta para optar por el minimalismo estricto. Y la verdad es que fue una gran decisión, yo personalmente fui muy cómoda y segura (ya estoy acostumbrada a andar por montaña con ellas y aunque desde luego no había hecho estas cosas, se portaron muy bien) y aunque en cierto momento de multiaventura me hinqué una ramita y me acordé de todo el mundo, sólo acabé con un poco de dolor en el dedo gordo del pie donde tengo un callo que me lleva por el camino de la amargura.

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Vistas del valle de Ulldemolins y las montañas de Prades al fondo

Iniciamos la ruta con una subida fuerte por un sendero un poco reconquistado por la naturaleza, tanto que en un momento dado nos fuimos por donde no era porque había algo parecido a un sendero (por lo visto no somos las únicas) y acabamos teniendo que dar la vuelta cuando el nivel de lianas, troncos, rocas y arbustos fue mayor de lo que nuestro fervor paleo consideró necesario y aceptable. Retomamos el sendero correcto tras rozarnos sensualmente de nuevo con todo tipo de especies vegetales y sustratos y en seguida nos plantamos en la ventosa cresta, donde dimos cuenta de la comida con tranquilidad y disfrutamos de las vistas y la bendita soledad de la montaña.

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Y entonces, no sin cierto nerviosismo, nos adentramos en el precioso pero complicado sendero que (quien coño sería el primero que se le ocurriría pasar por ahí y por qué?) rodea Els Ventadors. Una de esas zonas que las miras y dices «no puede ser que ahí haya un camino…» y que una vez has pasado te giras y piensas «¿en serio he pasado por ahí?».

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La verdad es que con la confianza que da saber que lo hace mucha gente sin que le pase nada, pero sobre todo al sentirme más segura de mí misma y tener tiempo de sobra para tomarlo con calma, no sufrí de ningún momento de pánico (tengo algo de vértigo y aunque sólo me da cuando no me siento segura sobre mis pies, da igual que la caída sea de un metro o de doscientos como era el caso, es muy incapacitante y peligroso ya que el cuerpo no responde bien).

El mayor riesgo del sendero es que hay varios puntos de bajada con rocas y tierra suelta muy resbaladiza, y un resbalón con esa inercia, aunque no nos pondremos en lo peor pensando que te vayas a despeñar (que no es imposible), un susto para toda la vida sí que te lo da. Pero bueno, con experiencia y calma y gracias a todas las horas a la semana que pasamos sufriendo como imbéciles fortaleciendo todos los músculos del cuerpo, y también por qué no decirlo, ayudándonos de pies, manos y culo cuando fue necesario, lo pasamos sin mayor problema y disfrutando mucho del privilegio de estar en semejante lugar.

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Tras el último paso delicado por una cornisa de roca aérea que es probablemente el punto más conflictivo para mucha gente pero donde nosotras nos sentimos más que cómodas (algún gen de cabra que tenemos), y una última mirada atrás para comprobar la proeza realizada, nos despedimos del abrupto valle para seguir bajando intentando no perder pie pero ahora ya sin abismos, por la otra vertiente de la sierra hacia el Congost de Fraguerau.

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Una vez abajo, el sendero nos llevó agradablemente con una pequeña subida final de vuelta al coche, aparcado en la ermita de Sant Antoni.

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Completamos la ruta sin más a reseñar salvo la belleza del barranco y sus rincones y nuestra felicidad por haber tenido la oportunidad de recorrer un paisaje espectacular, ponernos una vez más a prueba y superarnos tranquilamente.

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El champiñón

No puedo imaginar nada mejor para un día libre: una ruta preciosa y con sus momentos de emoción en la que todo sale bien, un día estupendo de primavera y mis amores caminando delante de mí, todos cansados y doloridos pero satisfechos. Hace que todo merezca la pena.

Estefa:

Para decidir la ruta del jueves pasado estuvimos consultando esta estupenda entrada del blog Los senderos de osnofla. La intención no era bañarnos, ni mucho menos, sino añadir agua a nuestra ruta: cuando hay agua de por medio, los perros disfrutan mucho más. Echando un vistazo por encima a todas las rutas que aparecen en esa entrada yo me vi rápidamente seducida por la circular por Monsant-Ulldemolins. Es difícil no sentirse seducido cuando te dicen que es posiblemente «la más bonita de las que hasta el momento he recorrido en Tarragona», que tiene «magníficas vistas» y que «no es una ruta para todos los públicos». Lo tenía todo, circular, corta pero dura, con gran diversidad de ambientes y seguramente poco transitada por su dificultad. Lo tenía claro, esa era la ruta que yo quería.

Un acierto, sin duda.

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Ulldemolins desde abajo

Siendo estrictamente sincera, no disfruté tanto como podría haber disfrutado esta ruta. Principalmente por el cansancio acumulado que llevo acusando toda la semana y la falta de la correcta y necesaria recuperación física que uno debe prodigarse a sí mismo si pretende que su actividad física no sea lesiva. Confieso que el día anterior yo tenía planificado darle al tren inferior algo de descanso para ir más fresca al siguiente y sin embargo hice todo lo contrario y me subí y bajé corriendo en huaraches a la Penya del Moro (por la parte que suelo hacer de bajada normalmente, que es aún más dura). Así pues, la ruta que nos atañe me costó un poco de más, por hacerla con los músculos cansados y tener que ir con MUCHO cuidado, despacito y con prudencia, parando frecuentemente para dejar que descansaran mis sufridos músculos y no hacer un sobreesfuerzo que finalmente acabara en lesión.

No obstante, la disfruté y mucho. La subida por el Grau de Sant Antoni es una pasada, hay que darlo todo (mis piernas se quejaron como nunca), son como unos 400m de desnivel en 3km.

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Ulldemolins desde arriba

Creo que no hicimos cumbre, se nos debió ir la olla porque se suponía que teníamos que pasar por la Punta dels Pins Carrasers y nosotras llegamos a Els Ventadors directamente desde Grau del Llop tras un breve receso para comer. Una lástima, pero bueno.

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Bajo el cirro se yergue la Punta dels Pins Carrasers

El tramo de acceso y el descenso por Els Ventadors, chulísimo y complicado, por lo que fue necesario acometerlo con prudencia y avanzar lentamente. Por otro lado, gracias a ello disfrutamos aún más de las vistas.

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Comienza lo bueno, ¡allá vamos!

Los perros, acostumbrados a estas lides, lo atravesaron sin problemas, con algo de estrés en el lado más ventoso porque el viento significa peligro para todo ser vivo y ante él inconscientemente todos nos ponemos en estado de alerta.

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Paso entre rocas por el que se accede a Els Ventadors

El suelo, al ser conglomerado, es jodido (piedra suelta, redondeada y pulida + fuerte desnivel en sendero aereo = culada con riesgo de vuelo sin motor) y mis sandalias de trekking tienen ya muy poca suela y han perdido mucho agarre, así que extremé precauciones. Me alegré infinitamente por no tener que preocuparme por mi parteneur, ella y su inseparable artefacto plasmador de imágenes iban en la retaguardia avanzando sin prisa pero sin pausa, sin inseguridad que supusiera más riesgo. Así pues, me pude concentrar en mi avance y el de los peludos y los cuatro atravesamos la cresta sin mayores complicaciones.

Tras ello nos esperaba un descenso hasta el río Montsant por una senda que atraviesa el bosque con un desnivel medio (se salvan como 600m). Al principio de la bajada un hermoso pino que pedía ser trepado.

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Epic photo contemplando la cresta que habíamos dejado atrás

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Exactamente esto es lo que contemplaba desde las ramas

Tras bajar con gracia del amigo pino continuamos descendiendo. Por aquí el terreno aún era complicado y la pendiente alta, así que seguíamos sin bajar la guardia, pisando con prudencia.

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Se acaba lo bueno, pero nosotros seguimos p’abajo

Pese a ello, un par de curvas más allá perdí el pie ligeramente y me hinqué un ñosclo en el talón al evitar la culada. Me levanté un poquito la piel y tuve que parar a limpiar la heridita con agua. No me puse nada y enseguida dejó de sangrar pero tuve que reajustar la sandalia para que no me rozara y ya no caminé igual de cómoda.

No obstante, me negué a permitir que semejante nimiedad me chafara el ánimo y continué adelante como si nada. Descendimos por un agradable sendero de bosque con buena sombra hasta llegar al río.

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Asoma el Montsant y croan las ranas

Bastante antes de que asomara, los perros ya sabían que estábamos llegando a aquello que, en su opinión, llevábamos todo el día buscando. ¡El agua!

Una vez abajo y disfrutando del tramo sin desnivel de senda que discurre cerca del río, me reajusté de nuevo la sandalia e hice la última parte de la ruta caminando ya sin apenas molestias.

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Hugh con cara de «Pero venga, mama, que ya llegamos al agua, vamos date prisa»

El desfiladero es espectacular y resulta complicado despegar la vista de las alucinantes formaciones rocosas modeladas por la acción erosiva del agua y el viento.

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Una de las partes más divertidas de la ruta: el puente colgante en el desvío hacia la Ermita de Sant Bertomeu.

Bruma atravesó el puente varias veces sin miedo alguno, aunque sí con prudencia. Pero Hugh… el pequeño e inseguro Hugh… lo intentaba, pero tras unos pasos se acobardaba y retrocedía hasta el principio.

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Quiero pero no puedo

Pero en esta familia somos aguerridos luchadores y no abandonamos la batalla (con nosotros mismos) hasta que no hemos conseguido superar nuestras limitaciones y nos sentimos satisfechos, así que, al final y pese a necesitar más tiempo y apoyo emocional para lograrlo, el canijo consiguió atravesarlo y ganó unos cuantos puntos más de confianza en sí mismo. ¡Claro que sí enano, tú puedes con todo!

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Tras el puente, por la zona del Congost más cercana a la pista, nos empezamos a cruzar con algunos caminantes, por lo que tenía que ir algo más pendiente de los perros (que se alegran en exceso de la compañía y no pueden evitar hacer fiesta y saludar a quien encuentran en su camino si no les pido que se controlen). También querían compartir con todo el mundo su alegría por poder chapotear y beber agua fresquita en el río en algunos tramos.

El Montsant es un río muy limpio, con aguas claras y muchos peces. Por lo que rezan los carteles, la presencia de nutrias no está muy clara, pero sinceramente, viendo las aguas cristalinas destellar en Les Cadolles Fondes no me extrañaría lo más mínimo que hubiera.

Y en fin, que podíamos haber acabado la ruta siguiendo la pista cómodamente…

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pero Bruma, que iba en cabeza prefería tomar el pedregoso GR y yo no se lo discutí, ni mucho menos. Nosotros antifrágiles hasta el final, di que sí gorda 🙂

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Pies sucios pero orgullosos al final de la ruta 😛

7 comentarios en “Ruta circular Els Ventadors i El Congost de Fraguerau (P.N. del Montsant, Priorat)

  1. Los senderos de osnofla dijo:

    Hola Estefa, me alegro que os gustaria el post de mi blog. Gracias por vuestro comentario. Buenas fotografias las de vuestro reprotaje.
    Permiteme que os pregunte una cosa que ya ha llamado la antención. Haceis una ruta de este tipo con sandalias??. Espero que eso no sea algo habitual, porque me parece una imprudencia. Es facil acabar lesionado.
    Salu2

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    • Estefa dijo:

      Gracias por tu comentario Fonsi. En cuanto al calzado, efectivamente, desde que empezamos a nuestra transición al minimalismo, en en rutas cortas (menos de 15km), buenas condiciones climáticas y con poca complicación técnica (no estamos hablando de alta montaña ni alturas importantes), no usamos bota de montaña, sino opciones más ligeras. En cuanto a la facilidad de acabar lesionado con este tipo de calzado más sencillo, discrepo.

      Una bota o zapatilla de montaña con mucha suela protege del suelo (en ocasiones, excesivamente, la planta del pie acostumbrada al descalcismo apenas nota la pedregosidad moderada) pero totalmente a costa de la estabilidad del tobillo y una marcha y locomoción totalmente forzada y antinatural, en donde se sobrecargan ciertos músculos del tren inferior por privación de libertad de otros, vitales, de los pies.

      Así al caminar con calzado técnico de montaña (con mucha suela y rigidez) el taloneo (aterrizaje con fuerza sobre los talones) es considerable (con el perjuicio que ello conlleva para la espalda, que acaba absorbiendo el impacto) y sin embargo, el uso de la flexibilidad del arco del pie se reduce hasta ser prácticamente inexistente. El grosor de la suela también anula la sensibilidad y flexibilidad, por lo que, por sorprendente que pueda parecer, disminuye el agarre y aumenta inestabilidad. Quien está acostumbrado a llevar el pie libre entenderá esto rápidamente: el pie libre puede amoldarse al terreno y realizar tracción adecuadamente, el pie sujeto es más torpe y tiende a tropezar con mayor facilidad.

      Por ello, nosotras buscamos un compromiso protección-libertad que adaptamos según las condiciones de la ruta y el día que salimos. La última al Montseny, con nieve, la hicimos con bota de montaña. La del año pasado al Pedraforca, con bota también, aunque ya veremos cómo hacemos la próxima, quizá no soportemos tanto drop y suela tan gruesa y busquemos una opción intermedia. Ya veremos.

      Un enlace que puedes visitar que refleja bastante bien nuestro sentir al respecto es este tema es el siguiente: http://www.viajarapie.info/ultraligero/ultraligero_calzado.htm En donde yo matizaría que, además de la suela, la tracción y agarre depende de nuestros músculos, con piernas y pies bien entrenados, hasta con sandalias de trekking desgastadas subes y bajas montañas por roca viva 😉

      Y ya no me enrollo más, de nuevo agradecer tu comentario y preocupación. Un abrazo y nos vemos por los montes!

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