Confeccionando nuestras sandalias huaraches

Nuestra experiencia con las sandalias huaraches está siendo tan positiva en todas las situaciones que nos cuesta horrores elegir cualquier otro tipo de calzado en nuestra vida diaria. Aunque lacompramos como calzado para movernos y correr por campo y montaña, son tan cómodas para los desplazamientos habituales que hemos acabado usándolas indiscriminadamente.

Hemos de reconocer, no obstante, que su aspecto no suele ser el mejor para hacer vida en sociedad, especialmente después de haber hecho alguna polvorienta ruta de varios kilómetros. Y, por otro lado, tampoco queremos usarlas en exceso para caminar por ciudad y para los desplazamientos cotidianos, ya que puede perjudicar su adaptación al pie en las situaciones para las que fueron concebidas.

De manera que, como era de esperar, ha sucedido lo inevitable: han venido en su ayuda en la aventura de nuestra vida diaria unas huaraches «originales» de 5dedos.  Negras, sencillas y elegantes.

La posibilidad de hacerlas a la medida nos ha permitido, con mejores o peores resultados, ajustarlas a nuestros respectivos pies con un poco más de precisión de lo que se nos ajustan las lightrun, de manera que el acabado es bastante menos aparatoso y más «de vestir».

Confeccionando las huaraches

Cuando uno compra unas huaraches para hacer a medida lo que recibe en su casa es una plancha de vibram del grosor y dimensiones escogidas y dos cordones de algodón. Confeccionarlas es fácil gracias a este vídeo realizado por 5dedos donde explican paso a paso cómo hacerlas, pero es un proceso que requiere atención y cuidado si queremos evitar hacerlas mal y que no sirvan, o que nos quede una cutrada que de vergüenza sacar a la calle.

Una vez dibujada la plantilla de nuestro pie (es recomendable hacerlo varias veces y con la mayor precisión posible) hay que transferir la plantilla al vibram en la posición correcta (a punto estuve de hacerme dos pies derechos y mira que lo advierten varias veces…) y cortar. Se corta muy fácilmente con unas buenas tijeras y, de nuevo, de nuestra maña y cuidado dependerá lo fino del acabado.

Para hacer los agujeros usamos un taladro con una broca de para asegurarnos un buen resultado. E incluso con el mismo taladro, hicimos un rebajado para que el nudo no quedase tan expuesto. Y ya solo quedó preparar los cordones y aprender a atarlas.

Resultado y primeras impresiones

Como veis, quedan muy sencillas y bonitas, y son incluso más cómodas que las de cuero porque los cordones son muy suaves y apenas se nota que las llevas puestas. Esperamos que duren bastante menos, claro está, pero afortunadamente los cordones se pueden sustituir fácilmente. La tracción del pie sobre el caucho es buena y no lo hace sudar (esperaba notar más diferencia con las otras, que van forradas de piel).

Ahora bien, nos estamos encontrando con varios problemas en su uso. El primero es que, al andar, el pie no se queda siempre correctamente colocado, se nos va demasiado para atrás o para un lado y eso hace que el paso sea un poco antinatural. Aún no podemos decir con seguridad si se trata de un problema de ajuste del cordón o de mala posición de los agujeros.  En el caso de Estefa identificamos un agujero claramente desplazado pese a nuestros esfuerzos midiendo y remidiendo, y tras mucho pensar decidió hacerlo de nuevo en la posición correcta y parece que su ajuste ha mejorado bastante. En mi caso creo que es más un tema de ajuste de los cordones, que no le termino de coger el punto y, o me paso, o no llego. Por otro lado en las mías el agujero central quedó perfecto, pero con una de las de Estefa nos pasamos un poco al rebajar y si tira mucho, el cordón se sale, así que ha tenido que poner más nudo con la consiguiente molestia.

De cualquier manera y pese a no habernos hecho con ellas del todo aún, estamos bastante satisfechas tanto con el resultado (que aunque no haya sido perfecto estamos seguras de que nos ayudará de cara a las siguientes), como con el proceso de fabricación, que es una tarea gratificante y les otorga un valor especial.